Antonio
Gálvez Ronceros publica un nuevo volumen de cuentos ambientados en la campiña y
anuncia el lanzamiento de su primera novela en breve. “Yo no me demoro en
escribir, yo me detengo a meditar”, asevera Antonio Gálvez Ronceros (Chincha,
1935) sobre su método de producción.
En algo más de medio
siglo como narrador solo ha dado a imprenta seis libros de cuentos, lo que
habla de lo minucioso que es su trabajo con cada texto. Una suerte similar le
ha pasado con los relatos que componen La casa apartada (Alfaguara), su más
reciente entrega aparecida hace poco tras más de una década de silencio. En esta obra reúne
seis cuentos ambientados en el campo. Una curiosidad es que en varios de
ellos la presencia animal es importante, incluso dándole el don del habla a uno
de ellos.
Gálvez Ronceros
comenta que la campiña siempre la sintió cerca. En Chincha, donde se crió, le
era habitual encontrarse con los trabajadores de las haciendas cercanas.
Por eso, asegura, le
gusta capturar su forma de hablar en sus obras. “Me interesa su forma
sencilla y no ilustrada de comunicarse”, añade.
Los cuentos que
presenta ahora viven en ese universo rural que le gusta retratar.
Aunque la presencia
de perros, burros y otros animales propios de la chacra tiene un peso
particular en esta ocasión, él niega que haya tratado de hacer fábulas con sus
ficciones. “Yo busqué hacer algo irónico”, puntualiza.
Otra clave que da es
que en uno de los relatos se ha inspirado en una historia leída en un parte
policial.
El caso que trataba
era un crimen pasional ocurrido en medio de un triángulo amoroso que tenía a
una burra como manzana de la discordia.
Por otro lado, Gálvez
Ronceros anunció que está por acabar Marleny. Esta sería su primera
novela. Señala que la comenzó hace 15 años, y que siente que por fin ya está a
punto de terminarla.
Esa nueva publicación
narra las peripecias de una prostituta en una ciudad del interior. La historia
es narrada por un octogenario que la recuerda con cariño.
E l escritor lamentó
la muerte de Oswaldo Reynoso y Miguel Gutiérrez, sus compañeros en el grupo
Narración.
Según Gálvez Ronceros
ambos tenían aún bastante para dar en la literatura. También indicó que dejan
un vacío en las letras peruanas.
Confesó además que no
lee a muchos autores jóvenes, porque considera que es mejor esperar que su
estilo madure.
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